25/Apr/2024
Portal, Diario del Estado de México

Cantar las Cuarenta / LOS LIBROS NOS LIBRAN.

Fecha de publicación:

DON DÁMASO  

“En los libros, donde vive y sueña nuestra familia de papel, nos aguardan las ideas y las palabras que tejerán el relato que seremos”.   

Irene Vallejo 

MANO GANADORA: La última novela de Italo CalvinoSi una noche de invierno un viajero, publicada en 1979. Es una obra que se estructura a partir de la metaficción, en la que el protagonista inicia y termina la novela leyéndola, al igual que el lector auténtico. 

Para sorpresa del protagonista, la novela que tiene en sus manos, resultó mal encuadernada, lo que le impide conocer el final; por ello, se da a la tarea de buscar la novela completa pero en el trayecto se ha encontrado casualmente con otros siete lectores y todos juntos descubren diferentes formas de goce de la lectura y concluye que el sentido último al que remiten todos los relatos tiene dos caras: la continuidad de la vida, la inevitabilidad de la muerte.  

Para el primero, el estímulo de la lectura es indispensable,  y de una lectura sustanciosa,  aunque sólo consiga leer  unas cuantas páginas de cada libro.  La lectura para el segundo, implica centrarse en el libro, por ello, no puede apartarse de las líneas escritas ni siquiera un instante si no quiere descuidar cualquier precioso indicio. Por eso, su lectura no tiene fin nunca: lee y relee cada vez buscando la comprobación de un nuevo descubrimiento entre los pliegues de las frases. 

El tercero, también siente la necesidad de releer los libros que ya ha leído, pero en cada relectura le parece leer por vez primera un libro nuevo. Para el cuarto, cada nuevo libro que lee entra a formar parte de ese libro total  y unitario que es la suma de sus lecturas. Para el quinto, todos los libros que ha leído lo llevan a un único libro, es un libro de tiempo atrás que aflora en sus recuerdos de la infancia.  

Para el sexto lector el momento que más le importa es el que precede a la lectura. A veces el título basta para encender el recuerdo de un libro que acaso no existe. Lo que le importa es el final —dice un séptimo, pero el  final  de verdad,  último,  oculto en la oscuridad,  el  punto de llegada al  que el  libro quiere llevarte. También al leer busca atisbos, pero su mirada excava entre las palabras para tratar de distinguir qué se perfila en lontananza, en los espacios que se extienden más allá de la palabra «fin». 

Finalmente, para el protagonista de la novela, le gusta leer sólo lo que está escrito; y relacionar los detalles con todo el conjunto; y considerar ciertas lecturas como definitivas;  gusta de separar bien un libro de otro, cada uno por lo que tiene de distinto y de nuevo; y sobre todo le gustan los libros que se leen desde el principio al fin.  

Para mi, leer es como estar en el mar: puedes surfear, es decir, hojear el libro y cuando encuentras un pasaje interesante, que equivaldría a una gran ola, pues dejarte llevar y gozar de la experiencia; también puedes bucear y sumergirte a placer siguiendo el mapa de ruta del libro; puedes admirar el mar desde la orilla de la playa, refrescándote con la brisa y disfrutando el paisaje infinito en el horizonte, tal como si estuvieras frente a un espectacular librero oliendo el olor a libro viejo e imaginando una línea interminable en cada tomo a la vista. O aventurarte a mar abierto, para después vivir la experiencia incomparable de divisar a lo lejos el faro y tierra firme, justo como cuando el hallazgo de lo inesperado, aparece al adentrarte  en la librería de viejo en la condesa. 

Esperar el amanecer en la playa es esperanzador y gratificante, yo diría que la misma sensación que al abrir un libro e iniciar su lectura; pero al atardecer, desde la arena y bañando tus pies con las olas, es un momento inspirador, en el que evocas optimismo y energía gracias a lo aprendido,  cierras el libro cuya lectura has concluido  

CAMBIO DE CARTAS: Debemos responder en las urnas el desafío a nuestros valores. Dentro de poco, más de un mes, los mexicanos habremos de enfrentar una batalla decisiva para defender a nuestra democracia y con ello, nuestra libertad. Nuestra inspiración debe ser la misma que los históricos soldados de Salamina; Javier Cercas nos recuerda en su novela, que fueron aquellos aguerridos gladiadores griegos que enfrentaron a los persas para frenar su invasión y también los soldados de la resistencia contra el nazismo. El escritor español relata que puede haber soldados de Salamina en todas las épocas, son aquellos que se mueren en la raya para defender su país, la democracia y sus aspiraciones. Nos recuerda cómo alguien lucha con valor para resistir ante la fuerza salvaje y avasalladora. 

Hay peores cosas que quemar libros: no leerlos. Ray Bradbury 

Tags: en Opinión
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