Víctor Vázquez
Recientemente, Victorino Barrios Dávalos, cabeza del Órgano Interno de Control (OIC) de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), sostuvo una entrevista con una representante de la Asamblea Universitaria de la UAEMex, —vía Facebook Live—, titulada “Democracia y transparencia en la UAEMéx”
El inusual encuentro entre una activista del movimiento estudiantil de la UAEM y un funcionario público (pagado por la universidad, pero designado por la Cámara de Diputados del Estado de México), fue el escenario en el que Victorino Barrios decidió hacer pública su aspiración a ocupar la Rectoría de esa universidad pública estatal.
“Te voy a decir, y se los voy a confiar aquí: Yo aspiro a hacer un buen papel estos cuatro años; me quedan tres y medio. Pero como todo universitario, desde ahora les digo, si hago un buen papel y puedo ser candidato, lo voy a ser dentro de cuatro años. Y voy a demostrarles… que se podía ser gratuita la educación, ¿eh? No me estoy candidateando desde ahorita… lo que estoy diciendo es que si hago un buen papel y la comunidad lo acepta, estaré ahí… Y quizá sea el primer candidato de oposición que haya en esta universidad, y de izquierda.
- ¡Y de izquierda! —apunta la entrevistadora sonriendo.
- De izquierda, confirma Victorino Barrios”
Fiel a la costumbre de los políticos demagogos, Victorino busca desde ahora adjudicarse un logro que, de concretarse, sería realizado por el gobierno federal, pues está planeado constituir un fondo federal para sustentar financieramente la gratuidad de la educación superior en los próximos años. Se sabe que esta administración universitaria que concluye ya realizó los trabajos para participar en dicho fondo y que la reciente aprobada Ley General de Educación Superior instruye la operación de este a partir de 2023.
Bonita manera de hacer campaña desde la mentira.
Se quejó de que trabaja con poco personal y sin insumos de oficina, pero aseguró que eso no le impedirá “desnormalizar la corrupción” por lo cual, en el poco tiempo que lleva en su actual cargo, ya abrió diversos expedientes contra varios funcionarios de la UAEM.
“Ya empezamos a sacar sus expedientes; ya empezamos a citar a Olvera; ya empezamos a citar a Barrera; ya empezamos a citar a Javier González; a Viurquez ya le tenemos su expediente. También le tenemos su expediente al abogado General y a la directora de Responsabilidades. A todo aquel que pretenda llevarse algo de la universidad, le vamos a dar, a partir de ahorita, para atrás, va a ser muy difícil, pero lo vamos a hacer”, dijo Barrios, ejerciendo el linchamiento mediático con el que pretende apuntalar su todavía insustancial trabajo.
Como puede verse en su prejuiciosa retahíla, Barrios Dávalos solo abre expedientes por mero trámite, pues en realidad está seguro de que cada uno de los citados está en la categoría de “aquel que pretenda llevarse algo de la universidad”.
¿Qué pretenden llevarse de la universidad el exrector y los funcionarios mencionados? Eso es hasta hoy un enigma, pero por lo que dice y por la manera en que lo dice, al señor Barrios le basta que en su confuso cerebro —obnubilado por sus delirios de grandeza y sus ambiciones futuristas— alguien sea susceptible de “querer llevarse algo de la universidad”, para iniciarle un expediente.
Para colmo, Victorino Barrios Dávalos se ha dado cuenta de respuestas y actitudes “cínicas e irregulares” de la administración universitaria. En ese tenor, el funcionario dice que se siente obligado a “desnormalizar la corrpución”. ¿Y cómo lo piensa hacer si sólo cuenta con nueve colaboradores en el OIC? La genial respuesta está a la vista: abriendo expedientes y dando entrevistas a los medios de comunicación que parecen creer ciegamente en sus aseveraciones.
¿Y el debido (legal) proceso de los indiciados? Eso parece no importarle al hombre que no se anda con medias tintas.
Repasemos algunas de sus frases:
“Me encuentro preocupado pensé que la universidad era nada más el vox populi de la Estafa Maestra”. Si se siente preocupado debería ponerse a trabajar en las funciones para las cuales fue designado por la Cámara de Diputados, entre las cuales no está la de utilizar la información de la que dispone para buscar cumplir sus aspiraciones políticas.
“Si la máxima casa de estudios tiene actos deleznables de corrupción ¿cómo estará la mínima casa de estudios?”, se pregunta. Habría que responderle que su trabajo es documentar, prevenir, detectar y sancionar los actos de corrupción, no darlos por hecho, y luego aclararle que su peyorativo comentario solo demuestra la olímpica ignorancia que tiene sobre la historia y la responsabilidad social de la Universidad.
Asimismo, sin investigar ni enterarse de cómo se fija el precio de las antologías que se usan en la Escuela Preparatoria, Barrios Dávalos opina, ya montado en su caballo de campaña, que “La gratuidad también debe ser en las antologías”.
Y cuando se refiere al proceso de elección de rector en marcha, dice que los universitarios “van a elegir a quien el Consejo Universitario disponga”, lo cual es una muestra de que “No hay proceso democrático en la elección del Rector”. Olvida Barrios que esa función del Consejo Universitario está expresamente determinada por la Ley de la Universidad, aunque no le guste, y olvida también que fueron sus camaradas diputados quienes en la soberbia del poder y su analfabetismo intentaron reformar la ley de la UAEM para defenestrar al actual Rector y al Consejo Universitario.
¿De qué democracia habla entonces este hombre? ¿La democracia que —ignorando a los demás candidatos al cargo de titular del OIC— votó por él?
Y así siguió pontificando sobre lo que no conoce, exhibiendo sus prejuicios sobre la universidad realmente existente, dando por buenos todos los chismes que llegan a su oficina: “Hoy recibí la denuncia anónima de aviadores, ya hasta tengo los recibos de como están cobrando”; “Me vinieron a decir que las antologías de inglés son carísimas, cerca de 500 pesos”.
Para sorpresa de la joven activista y conductora de la entrevista, Victorino Barrios aseveró que la administración actúo ilegalmente en algunos asuntos de acoso y hostigamiento sexual contra las universitarias, y que fueran denunciados en los “tendederos”, ya que se violaron los derechos escolares o laborales de presuntos responsables. “… a profesores y alumnos… los corrieron, porque les caían mal” … concluyó nuestro juez, jurado y verdugo.
¿Y los derechos de las alumnas violentadas? ¿Qué es más importante, un derecho humano o un derecho laboral?, fueron algunas preguntas que se ahogaron en la garganta de la joven conductora quien hasta ese momento confiaba en estar haciendo el bien y ayudando a sus compañeros estudiantes.
Tres años y medio separan a Victorino Barrios de su ambición: convertirse en candidato de oposición a Rector. Mucha tinta correrá antes de que ese lejano plazo se cumpla.
(Foto: redes)
