Eric Rosas
En el universo entero — o al menos el conocido por el humano— no existe algo que pueda viajar a una velocidad mayor que la que alcanza la luz en el vacío. Las ondas electromagnéticas son tan rápidas, que pueden recorrer 299 millones 792 mil 458 metros cada segundo. Esto implica que la luz puede viajar los 40 mil 75 kilómetros que tiene la Tierra alrededor de su ecuador en tan sólo 0.13 segundos o, lo que es lo mismo, la luz le da siete y media vueltas a nuestro planeta en cada segundo. Aun con distancias mucho mayores, la velocidad de la luz puede mostrarnos fácilmente su enorme magnitud; por ejemplo: recorrer los 140 mil 597 millones 870 mil 700 metros desde el Sol hasta nuestro mundo, le toma apenas ocho minutos con 19 segundos —conviene recordar que las sondas que recientemente llegaron a Marte tardaron unos nueve meses viajando—; y abandonar nuestro Sistema Solar, le consumen a la luz tan sólo cinco horas 28 minutos y 30 segundos. Más interesante aún es que la porción de esta energía solar que baña a la Tierra a lo largo de todo un año alcanza la cifra de 5.4 cuatrillones de julios, lo que representa unas 4 mil 500 veces la energía total que consumimos en el mismo periodo en todo el planeta.
Las cifras anteriores demuestran con contundencia que en nuestra estrella tenemos una fuente inagotable de energía limpia que, sabemos, podremos aprovechar al menos durante los próximos cuatro mil 500 millones de años. Lo que contrasta fuertemente con las decrecientes reservas de combustibles fósiles como el petróleo, por ejemplo, que aún yacen en el subsuelo terrestre. Quizá por eso es por lo que casi todas las petroleras del mundo están desarrollando nuevas tecnologías que les permitan migrar hacia la generación de energías limpias, como: la solar, la eólica, la geotérmica o la marina, incluidas en ésta última la energía extraíble de las olas, las mareas, la salinidad del agua y las diferencias de temperaturas del océano.
La extracción de petróleo pronto dejará de ser redituable y en México ya tenemos evidencia de ello a través de las cuantiosas pérdidas que ha comenzado a sufrir Petróleos Mexicanos en los dos últimos años. Conforme al reciente informe financiero de la petrolera mexicana, en el 2020 perdió 480 mil millones de pesos, un 37.9 % más que los 347 mil 900 millones de pesos perdidos en el 2019. Estas pérdidas son tan elevadas y crecientes, que pronto representarán una fracción sustancial del producto interno bruto de México, haciéndola insalvable. Incluso sólo con la cifra correspondiente al 2020, Petróleos Mexicanos perdió 15 mil 220 pesos con 70 centavos cada segundo —dos mil 29 pesos con 42 centavos cada que la luz le da una vuelta a la Tierra— y siete millones 594 mil 520 pesos con 55 centavos en los ocho minutos y 19 segundos que le toma a la luz solar llegar hasta nosotros.
La cantidad perdida por Petróleos Mexicanos en el bienio inmediato representan 39 mil 423 millones 809 mil 524 dólares estadounidenses al tipo de cambio actual —redondeado a 21 pesos mexicanos por dólar estadounidense—; lo que, por ejemplo, alcanzaría para adquirir unos 180 aviones Boeing 787-8, equipados exactamente como el “José María Morelos y Pavón, el avión presidencial de México; cuyo costo en 2012 fue de 218 millones 700 mil dólares estadounidenses —a un tipo de cambio de 13.5 pesos mexicanos por dólar estadounidense; mucho menor al de hoy—. Urge pues detener esta fuga de recursos, para invertirlos en la tecnología que nos permita aprovechar la energía vasta, gratuita y limpia que nos da el Sol cada ocho minutos.
Lo anterior, dicho sin aberraciones.
Eric Rosas
Facebook: @DrEricRosas
Twitter: @DrEricRosas
