Empecé el año con pocas expectativas, y heme aquí ahora, nada mejor para Julián Fonseca: cervecita en mano, viendo el atardecer en un in-cre-í-ble rincón de Nayarit. No cabe duda de que con estas experiencias se va equilibrando la vida, ¿no crees, Natalia? Me mama tu nombre, wey, neta.
Qué chido que te pagaron tan bien ese último trabajo que hiciste. En serio te admiro, te plantaste muy bien con tu jefe, pero también tienes que aceptar que sin mi ayuda no lo hubieras logrado, no estaríamos aquí viendo barquitos. ¿Cuántas veces te levanté el ánimo? ¿Cuántas veces me desvelé por escuchar tus quejas?
¿Sabías que a esta hora del día le llaman la golden hour? He visto muchas morras en Instagram que se toman fotos increíbles aprovechando esta luz. Te tomaría una, pero hoy no te ves tan guapa como otros días. Och, no te enojes… estoy bromeando. ¿Quién es mi chica de sol? Hueles a tostado y a sal, babe.
Oye, neta no quiero acampar en la playa. ¿No hay manera de que podamos pasar otra noche en un hotelito? Ándale, babe, me caga armar tienda de campaña y la pinche arena me pica, no voy a poder dormir.
Mira, llámale a tu papá, dile que nos tire paro y neta que cuando me paguen las chambas que me deben yo le pago al don. Dile que le falta una varilla a la tienda y que no podemos armarla. Ándale, babe, Natalia, mi amor, mi chica.
Cierra los ojos, imagina esto: tú, yo, un bañito de tina, una cama cómoda, servicio a la habitación… ¡uy! ¿Y si cenamos rico? ¿Cómo te caerían unos camaroncitos? Te voy a dar la cogida de tu vida. Así como ya sabes, chiquita, así como te gusta, y luego un cigarrito y nos dormimos fresquitos y felices, sin moscos, sin arena, como mereces, mi reina.
Oye, piénsalo mientras me pones más cremita en mis tatuajes, ¿va? Es que no quiero que pierdan color. Ándale, mi sabrosa, mi preciosa, y ahorita buscamos un lugar con señal para llamarle a tu papá. Pero, ven, dame un beso primero. Así, chingá.