Asociar el poema a la simpleza y bonhomía de un alma tranquila entre las cintilaciones amenas del Astro Rey & parvadas tenues de avecicas, a coro, a oleadas de perlado rocío, es perder un continente y varios siglos de la mejor bilis, imaginación y humor. La primera regla del taller de poesía, de la revista Grafógrafxs, es abrirse a la idea que existen tantos modos de escribir un poema como poetas hay, y ahí todos los tonos y gradaciones, y en esa posibilidad de saber que el poema es una reflexión acerca del mundo, como todo arte, está su fuerza. Es absurdo pensar que en el poema hay temas impuros, menos estro, menos murmurio, menos maitines. Tampoco el sentido puede estar secuestrado a favor de la legibilidad. Pero eso se dirimirá en algún episodio próximo. Este ejercicio se llamó Monólogo de Ricardo Salinas Pliego, se trató de un exorcismo y hubo poemas fabulosos que iremos presentando, como era de esperarse brotaron rábanos por todas partes.
UNA VEZ ME PEGÓ EN EL ROSTRO Y FUE ESTUPENDO
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