Fe, amor, culto y devoción son tan solo una parte de lo que se vivirá este dos de febrero con los festejos por el tradicional Día de la Candelaria, en los que las vestimentas y ropones del Niño Dios ya están listos para que la feligresía católica cumpla con este ritual.
Miguel García Conejo
Sin embargo este año las expectativas de venta se han reducido hasta en un 80 por ciento, esto según los propios comerciantes, el efecto de la pandemia afirman sigue manifestándose en sus bolsillos sumado a que el cierre de los templos terminará por desplomar sus expectativas de ganancias.
Informan que todavía el año pasado lograron vender hasta mil prendas, con precios desde 300 a 500 pesos para vestir a su niño, pero la falta de un sitio tradicional, la economía afectada de las familias incrementará la recesión que ya padecen los comercios minoristas.
Así lo dice Margarita García Martínez, comerciante del mercado 16 de Septiembre, quien reconoce que a la baja visita, son pocas ya las personas que preguntan por las engalanadas imágenes del niño Dios.
“El trajecito tradicional de ropón blanco todavía hasta el año pasado era muy solicitado pero creo que este año las familias optarán por reciclar porque la verdad ha estado muy bajo, el niño del doctor hoy el que más llama la atención por el tema de la careta por la pandemia pero solo ese, en general ha estado muy bajo incluso otros que eran muy solicitados como Niño de la Esperanza, de las Rosas, del Trabajo, de los Milagros, de las Palomas, el Santo Niño de Atocha, San Juditas, el Divino Niño, y el Sagrado Corazón
Con ello reconocen que t11 meses de emergencia sanitaria han repercutido considerablemente en sus ventas,
“Esperemos, ahora sí que en Dios que venga la gente y que vista a sus niños Dios, estamos dando precios muy económicos aquí los esperamos” dice
Al momento todavía es posible encontrar sillas, flores, velas, figuras y todo tipo de ropones y atuendos que se ofertan en un rango de precios que se acomoda toda cartera pues desde 60 pesos los más sencillos hasta 350 los más elaborados; además de la posibilidad de atender pedidos espaciales para los que quieran una ropita especial de bordado para los consentidos de la casa, todo en el entendido que las manos de las tejedoras mexiquenses buscan que la tradición persista pese a la emergencia sanitaria.
(Foto: redes)
