La participación de niños y adolescentes menores de edad en delitos y crímenes cruentos está relacionada con la forma en que se está “desbaratando” el tejido social en el país y la entidad, desde los lazos y núcleos familiares, consideró Natalia Ix Chel, especialista de Estudios para la Paz de la Universidad Autónoma del Estado de México.
Elena Aguilar
En el Estado de México los adolescentes son juzgados principalmente por delitos como violación, homicidio y secuestro, las sentencias no son mayores a cinco años, como lo marca la Ley Nacional para Niños Niñas y Adolescentes, según datos del Tribunal de Alzada del Sistema Integral de Justicia Penal para Adolescentes
Mientras que la mayoría provienen de hogares disfuncionales, quienes son juzgados por la ley federal que se aplica desde el mes de junio del 2016 para menores infractores de 12 a menos de 18 años de edad.
La especialista de la UAEMex indicó que dicha conducta depende de la “gran violencia estructural” que pernea las relaciones familiares, donde los padres deben salir a trabajar y están ocupados resolviendo la vida económica, sin ponerse límites y olvidando los incentivos positivos para sus hijos.
“La mayoría no se enteran de lo que está pasando en la vida con sus hijos, quienes cuando observan que dejan de existir las normas y los valores, el niño deja de tener reconocimiento por normas y autoridades”.
Expresó que los escenarios cada vez más cruentos en los que participan los niños desde los 12 años de edad o menores, también están relacionados a una cultura que les permite la movilidad en el mundo social basada en lo material y lo económico, intercambiando regalos o favores materiales a cambio de no hacer berrinches o actos de rebeldía, donde están dispuestos a exponer su vida incluso como víctimas de trata o explotación a cambio de obtener los objetos materiales que anhelan.
“Sus acercamientos materiales y simbólicos determinan los productos y no las relaciones sociales, es decir que esta fractura del tejido social no tiene consecuencias en su actuación y es sencillo cometer cualquier tipo de delitos porque no se visualizan consecuencias de sus actos”.
La especialista reconoció que cuando los niños y jóvenes no se visualizan en un espacio donde puedan acceder a un empleo, pero igual desean objetos materiales, lo que hacen es delinquir para pertenecer a su entorno social, pues así obtienen la satisfacción de necesidades básicas, pues el niño configuró una visión del mundo más cercano al consumo que a los valores, por ello deciden acceder al espacio delictivo.
En la entidad, según los datos del Poder Judicial, los municipios donde más se cometen ilícitos son los del Valle de México y Oriente de la entidad, pero prevalecen en Ecatepec, Tlalnepantla, Nezahualcóyotl y Toluca.
(Foto: Cuartoscuro)
