Cuando no se puede más, encontrar lo estético en la situación pulls you through. Cuando corro y ya estoy muy cansada me concentro en el ritmo, en la “música” de mi respiración forzada y mis pisadas en la pista; en el olor de los árboles y la tierra, y en el efecto del esfuerzo en la masa muscular (pareciera que los alarga y alinea… los hace bellos).
Pienso también en Murakami, en su técnica para correr distancias largas, en sus carreras en Hawái y en su percepción de los corredores más vigorosos: “… los que corren golpeando con fuerza el suelo, cortando el viento al avanzar, parece que los persiga una cuadrilla de bandoleros”.
Me imagino así, vista desde los ojos de otros corredores, trotadores y caminadores, cuando los rebaso por la izquierda. (Me motiva la imagen).
En el taller de poesía de grafógrafxs aprendí que en la poesía, como en el ejercicio, es necesario tener referentes, conocer, evaluar y, posiblemente, cuidadosamente, creativamente, apropiarse del trabajo de otros, para asimilar, proponer y descubrir lo que desde nuestras voces (nuestros cuerpos) podemos hacer y pulir.
El ejercicio poético–sonoro “Vigorosa” es el resultado del incentivo de mis compañeros y profesor para conocer, aceptar y usar las dimensiones ajenas a mi intelectualidad en la creación literaria y para no tener miedo de hacer mío lo que hicieron otros.
Ximena Barragán. Es egresada de la licenciatura en Comunicación de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAEM, periodista cultural, aficionada a las artes y el deporte. Es alumna del taller de narrativa de Alonso Guzmán para la Escuela de Escritores del Estado de México y del taller de poesía de grafógrafxs, impartido por Sergio Ernesto Ríos.
