28/Mar/2024
Portal, Diario del Estado de México

Creación literaria independiente en Toluca, decisión personal de Alejandro Gutiérrez

Fecha de publicación:

“-¿Cómo compones? – Leyendo,

y lo que leo imitando, 

y lo que imito escribiendo,

y lo que escribo borrando,

de lo borrado escogiendo.”

– Lope de Vega

Dueño de las letras que se dibujan suavemente y al mismo tiempo con fuerza sobre una hoja de papel reciclada, borra y recrea como solamente se puede encontrar una voz, un interludio perfecto o apuntando a serlo mientras se crean mundos a través de las palabras.

Aranxa Solleiro

La escritura en tiempos de pandemia y antes de ello en México, se ha visto como un ejercicio extremo. Se desentraña al pecho con lo que destruye o tal vez regocija, y se plasma en hojas de papel para que en algún momento alguien más se apropie de ello y se multiplique el sentimiento. Eso, posiblemente es el mejor pago para un creador literario

Alejandro Gutiérrez, de pasos apresurados y manos firmes, nacido en la ciudad de Toluca pero de un alma y un cumulo de raíces norteñas, puesto que sus padres provienen de Chihuahua y Baja California norte. Es escritor dentro de un paraíso extinto de hábito por la lectura. Desde los 17 años su mejor armamento se conforma de una pluma fuente, un recipiente de tinta negra que se marca cual tatuaje en sus palmas y de sus libretas creadas creativamente con hojas de papel coleccionadas de los espacios donde ha laborado. 

Últimamente me acompaña John McPhee, magnífico periodista y escritor. He encontrado en distintas ocasiones coincidir con él en algunos de sus trabajos, me he dado cuenta que voy bien, que es duro ser escritor, la gente pocas veces sabe o puede imaginar lo que conlleva: enfrentarse a palabras que son necias y no llegan para ser escritas; admirar una pared blanca mientras estructuras correctamente lo que dirás en el inicio de un capítulo o en el final; revisar, leer despacio para encontrar los errores que pudieran bajar la calidad de tu texto, borrar, cambiar o tal vez empezar de nuevo. 

Me levanto a las 4, a las 5 de la mañana, o en ocasiones simplemente no puedo dormir durante la noche porque las palabras dan vueltas en tu cabeza y no tienes más que explotarlas en la hoja. A momentos tienes que dejarlo todo porque simplemente no puedes, porque se ponen rebeldes o la historia del libro que quieres escribir te comanda, te indica por dónde tienes que ir, te vuelves básicamente su esclavo y si no lo sigues, entonces todo puede tergiversarse y no consigues realmente lo que deseas. 

sdr

Eso es escribir, eso es la creación literaria, un trabajo muy cansado pero lo haces porque eso es tuyo, porque sabes que necesitas aportar algo diferente en la literatura de México, porque sabes que tu historia se ha escrito muchas veces pero necesitas hacerlo diferente, para sobresalir y para que por lo menos llegues a la vida de uno solo, para cambiar algo, para hacerles saber qué sucede afuera de su esfera. 

Alejandro, quien además es un lector empedernido, ha leído más de 400 libros, sus pilas de autores anglosajones y latinoamericanos donde se observa a Pitol, Monsiváis, Reyes, Mankell, Auster, Rulfo, Joyce y Ellroy adornan su casa como queriendo hacer fortificaciones de protección. 

Este año tenía el objetivo de terminar el último borrador de mi libro para enviarlo a una editorial y me hicieran las revisiones debidas, pero todo se detuvo, traté de seguir eliminando errores con lo que creo que es correcto, pero no es lo mismo que tener observaciones de alguien externo. Sí, la pandemia ayuda mucho a no tener pretextos, encerrarte y escribir, pero por distintas razones personales, tuve que ayudar a mi familia con lo más que pude. Fui paciente Covid-19 desde marzo y al saber de mi inmunidad, me atreví a salir para comprarle medicinas a mis padres que ya son mayores y de salud vulnerable, a mis hermanos que también son población de riesgo, y me he sentido bien por hacerlo pero no me he podido dedicar completamente a terminar mi libro y también duele, pesa, el escritor necesita de su escritura, de sus palabras, si no, te llega una sensación de vacío. 

Por decisión propia Gutiérrez, ha decidido no pertenecer a ningún tipo de asociación de escritores, sabe del Centro Toluqueño de Escritores, sin embargo prefiere seguir adelante por su cuenta, dado que necesita primero convencerse de su trabajo para así entonces, compartirlo con alguien más.  

Dentro de la conversación, evoca lo lamentable también de la crisis de editoriales mexicanas como: Sexto Piso y Era, las cuales se han visto en la necesidad de recabar fondos para subsistir, menciona que ha ayudado lo más que ha podido y que esto confirma solamente, la ausencia del amor por la cultura escrita no solo en la ciudad de Toluca, sino en el país: “si este fuera otro país, un país anglosajón, por ejemplo, esto no pasaría, allá cualquiera publica y le va bien, no quiere decir que sea bueno ni tampoco menoscaba el talento que pueda tener, sino que el hábito de la lectura y el apoyo de iniciativa privada y también de la pública a escritores es mucho mayor a la que tenemos aquí. Por eso la existencia de tantos “bestsellers” que son malísimos pero se consumen.”

En México se leen 3.8 libros al año por persona, según el INEGI, ¿qué opinas de ello? 

Creo que es lamentable pero tiene mucho que ver la educación para la lectura, insisto, hay que dejarlo de ver como una obligación y adquirirlo como algo muy propio, algo que abre mundos, puertas y dimensiones enteras, por eso las editoriales se vienen para abajo y por eso sé que en el momento que pueda publicar mi libro, me voy a quedar en bancarrota pero me conformo con un solo lector y con terminarlo, eso ya para mí es una satisfacción. 

Quince son los escritores miembros del Centro Toluqueño de Escritores, no obstante fuera de él, existe un universo de creadores literarios en la ciudad. 

sdr

Foto: Aranxa Solleiro

Tags: en Cultura
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