La nueva política energética no está cerrada a la inversión privada, pero sí pretende controlar los abusos, que han permitido, por ejemplo, la instauración de Iberdrola como monopolio.
Ximena Barragán
Este lunes, el presidente Andrés Manuel López Obrador, aclaró que el planteamiento consiste en la priorización de las plantas de la Comisión Federal de Electricidad, as fin de controlar los precios y evitar situaciones como las inundaciones de Tabasco, por falta de actividad “ que se despache a las plantas de la Comisión Federal de Electricidad primero y que también se despache a las plantas privadas, pero que se ponga por delante el interés público, porque las plantas privadas significan lucro, son negocios privados y lo que genera la Comisión Federal de Electricidad es en beneficio de la población para que no aumente el precio de la luz”.
Explicó que, al dar preferencia a las plantas de generación eólica, (bajo el argumento de que no contaminan), se descuido a las de la Comisión Federal de Electricidad, que llevaban hasta 50 años sin renovación, pues el propósito era acabar con la CFE, aseguró.
Reiteró que es interés de la administración actual rescatar Pemex y la Comisión Federal de Electricidad, sin expropiar ni nacionalizar, sino bajo los márgenes con los que se cuenta.
“Por el bien del pueblo, porque si no, y no es excusa, no podríamos sostener el compromiso de que no aumenten los precios de los energéticos, que hasta ahora no han aumentado y no van a aumentar”.
Adelantó que, de ser necesario, presentará una iniciativa de reforma a la Constitución para que se reafirme el principio de que “en materia energética será siempre predominante el interés de la nación”.
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