Presupuesto Participativo: ¿Cómo lo gestiono en mi municipio?
Las condiciones históricas, geográficas, políticas y sociales, determinan la manera en que entendemos un problema o la forma en que buscamos solucionarlo. Dentro del ejercicio de la gestión pública sucede lo mismo, el manejo de los recursos, la influencia política e inclusive la innovación gubernamental, son factores que guían la respuesta a las demandas ciudadanas, y que, aunque estas sean las mismas, se conceptualizan de maneras muy distintas. Pero cuando hacemos una comparación de las estrategias y resultados de diferentes modelos, podemos encontrar factores que determinan el éxito o fracaso de su implementación.
En el caso del presupuesto participativo, hemos visto una evolución, no solo en su conceptualización, sino también en los modelos de aplicación, que no solo responden a nuevos esquemas de participación política, sino que también adoptan las nuevas tecnologías para eficientar, comunicar, debatir y deliberar el proceso. Algunos ejemplos de los distintos modelos para la realización del presupuesto participativo son los casos de:
Modelo de Porto Alegre, Brasil: Es imposible hablar de presupuesto participativo sin mencionar el modelo pionero en el tema; surge como una herramienta de combate a la corrupción, práctica que generaba una brecha muy grande de desigualdad social, por lo que también fue una oportunidad para que la ciudadanía estableciera problemas reales del día a día en la agenda pública. Más allá de ser una innovación en la gestión de la participación ciudadana, no podemos ignorar el hecho de que nace para fortalecer un sistema democrático desgastado.
Modelo Buenos Aires Elige, Argentina: A diferencia del modelo de Porto Alegre, “BA Elige” no surge para legitimar el sistema democrático, más bien es una evolución de la participación ciudadana, en donde se hace uso de las nuevas herramientas tecnológicas para habilitar una plataforma web que permita a los ciudadanos subir sus propuestas, votar proyectos y dar un seguimiento minucioso al proceso. En este ejemplo también se añade el concepto de “Propuestas colaborativas”, que incentivan la unificación de esfuerzos y el compromiso de la ciudadanía, pero también la hacen reflexionar sobre problemáticas pensadas como comunidad y no de manera individual.
Modelo de Ciudad de México, México: Se ha visto una voluntad política por mejorar este ejercicio, esto gracias a la reforma en la Ley de Participación Ciudadana, que establece que el monto asignado al presupuesto participativo (3% en 2019), sufra un aumento del .25% anual hasta llegar a un 4%. Otro avance importante en este ejemplo es el seguimiento al proceso, pues ahora existe de manera formal siendo los comités de vigilancia, el Instituto Electoral de la Ciudad de México (IECM) y las propias alcaldías, responsables verificar que el proceso se realice en estricto apego normativo y técnico.
No podemos decir que para que un ejercicio de presupuesto participativo tenga éxito, se debe copiar alguno de estos modelos o cualquier otro, pues cada uno responde a contextos totalmente diferentes, sin embargo, sí se pueden plantear algunos factores clave para este tipo de ejercicios:
- Condiciones previas: Voluntad política, capital social, personal técnico, delimitación presupuestal y territorial, base normativa y descentralización política.
- Diseño institucional: Priorización de demandas, impacto a largo plazo, diseño formal flexible, supervisión centralizada y comunicación activa.
Estos son algunos de los factores a considerar para el éxito de un presupuesto participativo, sin embargo, se requiere un mínimo de habilidades para poder gestionarlo, habilidades que se desarrollan con la experiencia.
*Consultor en Gobernova
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