Un estudio de la Universidad de Oregón examinó el posible vínculo estereotipado entre los hábitos de sueño y la masculinidad, con el objetivo de entender por qué los hombres, en promedio, al parecer duermen menos que las mujeres.
Aranxa Solleiro
- Con información de The Science Times y Journal of the Association for Consumer Research
La investigación fue llevada a cabo por Nathan B. Warren, candidato de doctorado en marketing en el Lundquist College of Business de la Universidad de Oregón y Troy H. Campbell, profesor asistente de marketing en la misma universidad. Los resultados de su estudio se publicaron en el Journal of the Association for Consumer Research.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés), los adultos necesitan al menos siete horas de sueño por noche. Desafortunadamente, el adulto promedio no cumple con este requisito y casi la mitad de ellos reportan experimentar efectos adversos por falta de sueño.
Para comenzar el estudio, los investigadores llevaron a cabo un total de doce experimentos entre 2 mil 564 participantes en un intento de demostrar si existe privación del sueño como parte de un estereotipo masculino.
Un experimento consistió en pedir a los participantes que visualizaran a un hombre comprando una cama. Un vendedor le preguntó al hombre cuánto suele dormir. Los participantes fueron asignados aleatoriamente a una de dos condiciones: una “condición de mucho sueño”, donde el hombre responde que duerme mucho y la “pequeña condición de sueño”, donde el comprador de la cama responde que no duerme mucho, entonces calificaron lo masculino que piensan que es el hombre.
Los resultados revelaron que la calificación media de masculinidad para los participantes en la “condición de mucho sueño” fue significativamente menor en comparación con la calificación media de masculinidad de los participantes en la “pequeña condición de sueño”.
Otro experimento vio a los participantes asignados a una condición masculina, describiendo un carácter “muy masculino y masculino”. Otros fueron asignados a una condición no masculina y se les pidió que cargaran atributos a un hombre “no muy masculino y no masculino”. El experimento involucró a los participantes dando un nombre al personaje antes de responder a una encuesta de doce preguntas que involucra los hábitos y comportamientos del hombre.
Los participantes en la sección masculina describieron que sus personajes durmieron 33 minutos menos en comparación con los personajes de la sección no masculina.
Un ciclo tóxico de búsqueda de identidades masculinas
Colectivamente, los experimentos ilustraban que los hombres que duermen menos parecen ser más masculinos, esperando una recepción más positiva de la sociedad. Estas tendencias aparentes entre los hombres no se observaron consistentemente para la percepción de las mujeres. “La naturaleza social del estereotipo de la masculinidad privada del sueño refuerza positivamente a los hombres que duermen menos, a pesar de que dormir menos contribuye a problemas de salud mental y física significativos”, describieron los autores. También señalaron que esto podría ser particularmente más perjudicial, dado el hecho de que los hombres tienen actitudes más negativas hacia la ayuda psicológica.
Además, mirar más en la materia podría revelar un “ciclo tóxico”, con los hombres durmiendo menos para parecer “más masculinos”, poniéndose así más en riesgo de problemas de salud mental y evitando activamente la ayuda profesional.
Los investigadores, sin embargo, expresaron su esperanza de que a medida que la sociedad continúa cambiando y desafiando la imagen masculina tradicional, las actitudes generales hacia el sueño podrían ser más positivas, lo que llevó a que más personas disfrutaran de más noches de sueño saludable.
Foto: Yorokobu
