25/Apr/2024
Portal, Diario del Estado de México

Navajas cortando por dentro, el dolor y la angustia de una paciente COVID

Fecha de publicación:

“Es como si muchas navajas te cortaran por dentro cada vez que respiras” 

Fiebres interminables, nula energía, opresión en el pecho, tos, dificultad para respirar, un dolor de cabeza (como presagio de una exploción craneal);  sin un diagnóstico claro y ante la incertidumbre de una pandemia mundial.  

Ximena Barragán  

Aranxa no es una paciente promedio, no fue descuidada, estaba bien informada y ha sido deportista la mayor parte de su vida adulta; pero SARS- CoV -2 tampoco es un virus promedio.  

La pandemia en el mundo  

Desde enero de 2020  la periodista estuvo atenta al comportamiento de la nueva enfermedad en China, leía todos los días el diario South Morning China Post y seguía los comunicados de la OMS; fue así como, desde la última semana del mes de enero, momento en el que se enteró de que el país asiático había implementado la medida del confinamiento riguroso , la joven de 26 años comenzó a tomar medidas de preventivas.  

Fue en febrero, que la OMS lanzó la alerta de pandemia que Aranxa empezó a ser más estricta, limitó sus salidas e  interacciones con las demás personas y puso especial cuidado en su higiene personal, hasta que el 20 de marzo, el viernes anterior a la entrada en vigor de la Jornada Nacional de Sana Distancia, decidiera encerrarse en su casa y no volver a salir hasta que se levantara dicha medida de mitigación.  

Algo no está bien  

Este día el 20 de marzo Aranxa ya sentía que algo no estaba bien “sentía molestia en la garganta , como si me fuera a enfermar,  y empezaban molestias respiratorias, desde luego no lo relacioné con coronavirus”.  

Puesto que Aranxa había padecido asma de pequeña, lo primero que pensó fue que podía ser algo relacionado, así que hizo uso de su inhalador , pero no funcionó. Para el martes 24 de marzo los síntomas habían empeorado y su temperatura corporal alcanzado los 38.2 grados centígrados.  

Con dicho cuadro, consultó a su doctor, quien,  ante la falta de escurrimiento nasal diagnosticó una infección nasal y le prescribió un antibiótico. Siguió las instrucciones pero no mejoró, al contrario, empeoró.  

Intensificación de síntomas e incertidumbre  

Mientras reflexionaba sobres sus últimas actividades y contactos interpersonales de las últimas semanas previas al confinamiento, la propia Aranxa todavía dudaba que se pudiera tratar de COVID, pero su malestar la obligó a buscar comprobarlo.  

Se comunicó al número de apoyo del gobierno federal, en cuya línea confirmaron el diagnóstico de su doctor y pidieron continuara el tratamiento. En su calidad de periodista y preocupada, sobre todo por la salud de sus padres, con quienes vive, logró conseguir una cita para hacerse una prueba en el ISEM.  

Ese mismo día acudió a la clínica que le correspondía, donde le aplicaron la prueba, de manera un tanto atropellada, por la tos y su propio miedo a contagiar a quienes se la aplicaban. Veinticuatro horas después se comunicaron para decirle que había sido negativa  

Para entonces, la fiebre había alcanzado los 38.4 grados, el inhalador ya ni lo contemplaba, ahora se aplicaba nebulizaciones, tomaba jarabes (homeopáticos y alternativos) ; se sentía cada vez peor.  

Confirmación  

Decidió entonces comunicarse al IMSS , sin admitir que ya había recibido un diagnóstico negativo, le dieron una cita y aplicaron la prueba una vez más.  

Esta vez , era positiva, el 6 abril Aranxa , por fin tuvo claridad sobre su estado de salud: tenía COVID, ahora tocaba aislarse, hasta por 14 días después de presentar su último síntoma (que sería fiebre), tomar paracetamol (el cual tuvo que cambiar por Tylenol) cada 8 horas, continuar las nebulizaciones y las aplicaciones de dexametasona, y esperar que sus padres no se contagiaran.  

Recuperación  

“Solita empecé a recuperarme, aprendí a hacer ejercicios de respiración y fisioterapia pulmonar” 

Mientras su respiración mejoraba un poco y la fiebre disminuía Aranxa lograba cada vez más retomar su vida normal, hasta que después de 6 semanas la fiebre cedió.  

Pero la enfermedad aún no terminaba, la enfermedad aún no termina. 

Dos día después de presentar fiebre por última vez llegaron los dolores “Es como si muchas navajas te cortaran por dentro” , al acostarse, al levantarse, al respirar.  

El dolor ha ido disminuyendo pero ella sabe que sus pulmones aún no se recuperan, todavía puede sentir los estragos de las heridas y efectos en su rendimiento físico, razón por la cual extrema precauciones cada vez que sale o tiene contacto con las personas.  

Espero poder transmitir a otros la dificultad de lidiar con esta enfermedad e incentivarlos a seguir las medidas de mitigación y precauciones al pie de la letra.  

(Foto: Aranxa Solleiro)  

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