Luis Fernando Dávila es considerado talento universitario. Sus estudios como comunicólogo en la Universidad Autónoma del Estado de México, lo llevaron a interesarse aún más por la fotografía, ya que tras recibir una cámara fotográfica en su cumpleaños número 18, lo inspiró para mejorar y alcanzar grandes experiencias a través de la lente.
Aranxa Solleiro
Dávila, ha sido expositor desde hace más de tres años, presentando su trabajo en recintos culturales como la Casa de las Diligencias y el Museo del Alfeñique, resaltando su talento por captar momentos relevantes para la formación de la sociedad mexicana y del mundo.
Sus estudios de fotografía los inició en la escuela superior de fotografía Lumière en la ciudad de Toluca, donde ha adquirido las herramientas y técnicas necesarias de desarrollar su creatividad fotográfica.
A pesar de no considerarse un fotógrafo de una línea específica, por la gran variedad en el sector fotográfico, cree que la mayor parte de su trabajo se ha enfocado a la fotografía urbana, misma que refleja de manera excepcional en su último proyecto nombrado “Crónica de Mochilero”.
Luis Fernando es un ejemplo de que la fotografía es un filtro magnífico de reflejar lo que el alma y la esencia de la sociedad desea emitir. Sus estudios en comunicación, le han permitido generar un tipo de métodos etnográficos, los cuales han caracterizado su trabajo.
“Independientemente del género que esté trabajando, ya sea retrato, foto editorial e incluso paisaje, he procurado llevar conceptos aprendidos en la universidad a la foto. Sobre todo conceptos de investigación. Por ejemplo “Crónica de Mochilero” tiene un concepto etnográfico, es la etnografía-street. Pues procuro aplicar esa técnica de investigación a la foto.” Mencionó.
Las Ciencias Sociales entonces, han dibujado colores sumamente representativos de su trabajo. La clave entonces es acercarse a las personas, escucharlas, crear un lazo entre él y los demás, para que de esa manera le permitan captar su esencia y temas de relevancia para ellos.
“Crónica de Mochilero” se basó en un viaje al mediterráneo, en el cual pudo explorar senderos poco imaginados y personajes que nutrirían no solo su espíritu sino su innovación fotográfica. Caminando por España y el continente africano, avasallando su andar de crónicas, provocó que su cámara fotográfica fuera la herramienta esencial para capturar momentos y relatos compartidos con extraños que al final del viaje, se convirtieron en amigos.
Sin embargo, a pesar de no tener planeado realizar un proyecto formal y presentarlo en algún momento como exposición dentro de un centro cultural, cada imagen captada presentaba un potencial único para crearse y posteriormente defenderlo en algún sitio público.
“Yo me uní a un grupo de mochileros, con el pasar de los días se dieron cuenta que llevaba una cámara y que me paraba en todas partes en hacer imágenes de los paisajes y lugares, ellos se dieron cuenta de eso y lo fueron naturalizando, casi como el trabajo de un antropólogo cuando va a una comunidad, que ya se vuelve parte de ella al final. Y tras entablar una amistad con las personas, era muy natural (tomarles fotografías), ya no tenía ningún problema e inclusive caminando o platicando llegaban a posar y así fue como se fue construyendo “Crónicas de Mochilero”. Haciendo retratos con historia.” Argumentó sobre su último proyecto.
No obstante, Dávila comenta que no siempre es sencillo llegar a un sitio cultural para exponer su trabajo, puesto que hay algunas temáticas en sus proyectos que no son aceptables para los estereotipos culturales que la sociedad acepta regularmente, tal fue el caso de su primer proyecto llamado “La República Amorosa” el cual retrata una sátira de las últimas elecciones presidenciales: “haciendo una parodia de cómo malgastamos tantísimo dinero en un reality democrático.”
Dicho lo anterior, le complicaron incluso registrarlas con derechos de autor, por el uso de logos de partidos políticos. También en distintos espacios le argumentaron que al ser imágenes relacionadas a temas políticos era complicado presentarlo, hasta que la Casa de las Diligencias, perteneciente a la UAMéx, al ser una institución autónoma, fue el sitio donde le fue posible su exhibición.
Por otra parte, el Museo del Alfeñique fue quien abrió las puertas para la presentación de su último trabajo, no obstante, tuvo que ser suspendida por cuestiones del cierre del espacios derivado de la pandemia, afectando un poco a los proyectos y expectativas de Luis Fernando.
Como fotógrafo independiente, enfatiza en el hecho de que el camino no siempre es sencillo, puesto que existen espacios con ciertas políticas que pueden no recibir de manera esperada algunos proyectos. Empero, menciona que para tener un buen recibimiento debe de mostrarse un orden y profesionalismo en el trabajo a pesar de ser un fotógrafo principiante, demostrando ser un trabajo serio, aunque se debe pensar en que será mejor recibido una temática que no sea causa de polémica y conflicto social.
“He procurado defender mi trabajo a partir de mi página web (https://www.cronicasvisuales.com/), en las exposiciones que he presentado en museos pero sí ha sido complicado, no vivo de la foto. Vendo algunas fotos a través de mi página y dándolas a conocer a través de mis redes sociales (encontradas con su nombre). Considero que está bien, sin embargo lo creo un trabajo alterno.”
La carrera de Luis Fernando Dávila ha demostrado que a pesar de las adversidades, de la poca aceptación de temas y del ser paciente para generar vínculos con la sociedad y retratar su esencia, es un trabajo admirable, puesto que no solo capta la verdadera luz de lo que obtiene por medio de la lente, sino que con ello, cuenta historias que enriquecen la mente y el alma de cualquiera.
Actualmente subasta una de sus fotografías en la página de Dirección de Cultura de Toluca y puede observarse su trabajo a través de las plataformas ya mencionadas.
(Foto: Luis Fernando Dávila)
