Otra vez los regidores
Al menos tres Regidores de distintos municipios entre broma y en serio me han dicho: estimado Ramón, estoy consciente de que este cargo me va a durar tres años, pero LA VERGÜENZA de haberlo ocupado -sobre todo si no demuestro que hice algo por ayudar a la gente – ME VA A DURAR TODA LA VIDA.
Esta anécdota que me permito compartirles contextualiza la propuesta legislativa de los diputados y diputadas mexiquenses de Morena, que establece la reducción considerable de los cuerpos edilicios (nombre genérico de los regidores, síndicos y alcaldes).
Y es que el problema no está solamente en la reducción de regidores, medida solicitada desde hace muchos años por la población, también está en la urgente necesidad de revisar y legislar nuevamente sobre los mecanismos poco funcionales por los que se llega a ocupar una regiduría.
La reforma legislativa también debe ser capaz de generar un mayor compromiso del cabildo con la ciudadanía, dado que actualmente existe una gran distorsión en la forma cómo se realiza la toma de decisiones en los cabildos, al privilegiar intereses propios (ni siquiera los de los partidos) sobre los de la colectividad.
El modelo actual provoca que la planilla ganadora de ediles responda solamente a un correcto equilibrio entre las diferentes corrientes políticas del partido postulante, respaldada en un carismático candidato a alcalde que da la cara por todos, lo que se traducen en que la mayoría de los regidores (salvo honrosas excepciones) no sientan ninguna responsabilidad con la ciudadanía por dar resultados positivos, pues su compromiso es con el partido que los colocó en la planilla, que dicho sea de paso, además de recordárselos cada 5 minutos, también se encarga en muchas ocasiones de quedarse con una parte de su salario para realizar actividades eminentemente partidistas.
Algunos estados (al menos dos) han resuelto esta disfunción recurriendo a la votación de presidente municipal, síndicos y regidores en planillas separadas, es decir, se consigna el nombre de un regidor para efectos de votación en una circunscripción (una pequeña parte del territorio municipal), y el candidato a regidor está obligado a ganar el voto de cada uno de los ciudadanos que integran esa demarcación si quiere ocupar un lugar en el cabildo, lo que resulta en un compromiso directo con los votantes y además otorga más diversidad en la integración del cabildo, pero sobre todo, genera una fiel representación popular de la voluntad ciudadana.
A nueve años de esta práctica, conozco el caso de un regidor de circunscripción que inició de líder vecinal, y ha ganado dos elecciones consecutivas desde entonces. Hoy en día es el flamante Diputado presidente de la Comisión de Presupuesto (la segunda más importante de un congreso local) en su estado. La nueva fórmula de representatividad está dando buenos resultados.
La propuesta legislativa anima a la sociedad, pero debe ser preocupante también para los regidores en funciones, pues demuestra que sus tareas además de no ser valoradas por la sociedad, no están siendo valoradas por sus propios dirigentes partidistas, y serán los primeros sacrificados de frente a las elecciones intermedias del próximo año.
Espero que se consolide la propuesta legislativa para reducir el número de regidores, pero que también se preste atención a la responsabilidad que tienen estos actores políticos en el buen funcionamiento de un ayuntamiento, por lo que sugiero que la discusión se enriquezca con la opinión de instituciones académicas y organizaciones de la sociedad civil.
*Consultor en Gobernova
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