A medida que el año escolar llega a su fin, es un momento oportuno para reflexionar sobre lo que hemos aprendido sobre la educación en los últimos meses. Si bien existe la sensación de que todos están hartos, la incertidumbre de lo que vendrá con la reapertura física de las escuelas, pesa mucho en la mente de muchas personas.
Aranxa Solleiro
El cierre físico de las escuelas durante el confinamiento ha presentado muchos desafíos. Ha evocado una serie de respuestas caracterizadas inicialmente por el aprecio por los docentes y el trabajo que realizan, a una retórica más reciente de la crítica y la frustración que los profesores y las escuelas están haciendo demasiado o no haciendo lo suficiente.
Ha sido bien documentado por organizaciones como la Alianza por los Derechos de la Infancia, que los niños que son particularmente vulnerables dentro de nuestra sociedad se han visto especialmente afectados por los cierres de escuelas, incluidos los que viven en la pobreza, los niños que tienen necesidades adicionales y los que requieren apoyo y atención especializados.
Muy rápidamente ha surgido la brecha digital, con profundas implicaciones para los estudiantes que no tienen acceso a la tecnología, wifi o alfabetización digital necesaria para participar en la educación en línea. Muchos estudiantes están lidiando con responsabilidades de cuidado adicionales que limitan su capacidad para participar en el aprendizaje.
Hay ocasiones simbólicas a lo largo del camino educativo que se consideran ritos de paso, momentos de transición, y celebración con la comunidad en general de cómo los jóvenes están progresando dentro del sistema educativo. Los niños ahora participarán en transiciones (como en la escuela primaria, de la escuela secundaria a la escuela superior, de la escuela primaria a la secundaria) que se pierdan las celebraciones, los preparativos y los rituales tradicionales. Esto no es más evidente que marcar el fin de la educación primaria y secundaria, donde las ceremonias de graduación reúnen a las comunidades para celebrar los logros de los jóvenes y prepararlos para este paso formativo en el futuro.
De tal manera, ¿qué nos ha enseñado de educación escolar el Covid-19?
- La escuela es más que un edificio físico. Es el corazón de una comunidad. La escuela desempeña un papel fundamental en la sociedad en general, apoyando a los niños a prosperar y florecer de manera holística. Define la fibra de lo que somos como ciudadanos y cómo nos entendemos a nosotros mismos, y a nuestros derechos, dentro del mundo globalizado más amplio.
- Las dinámicas relacionales y socioemocionales comprenden el tejido de la escolarización. Las escuelas y las aulas están fundamentalmente incrustadas en la complejidad de lo relacional. Los maestros se preocupan profundamente. El trabajo de ellos está integrado en la labor emocional de construir, nutrir y apoyar las relaciones.
- La educación y la educación son innatamente pastorales con la atención y la empatía en su núcleo. Esto se ha evidenciado recientemente en las actividades de divulgación de las escuelas que entregan paquetes de alimentos, recursos y apoyo social y emocional a los niños y sus familias.
- La colaboración entre las escuelas y los servicios de apoyo es crucial. Las escuelas están en el epicentro de la vida de nuestros hijos. Fuera de las redes familiares y de atención, las escuelas son donde los niños pasan la mayor parte de su tiempo mientras negocian su infancia. Se convierten en sitios importantes para identificar y apoyar cualquier necesidad adicional que los alumnos puedan tener.
- La escolarización a distancia es altamente problemática. A pesar de la discusión anterior, involucrar a los niños en el trabajo escolar a distancia crea un abismo educativo profundo. No sólo divide a los profesores de los alumnos, sino que sirve para crear fracturas en la forma en que entendemos la enseñanza y el aprendizaje dentro de nuestra sociedad en general. Las aulas se han convertido de repente en propiedad pública, una propiedad gratuita para todos, abierta a la crítica basada en suposiciones más que en un profundo entendimiento pedagógico.
- Las interacciones diarias son fundamentales para el aprendizaje en la escuela. Las amistades de los niños y sus relaciones con sus maestros son fundamentales para apoyar su experiencia positiva en la escuela. El saludo en la puerta, el apoyo emocional y la sonrisa en el pasillo juegan un papel importante en la señalización del sentido de pertenencia y logro de los niños en la escuela. Estas interacciones informales son tan importantes como la planificación de lecciones estructuradas y la entrega de recursos.
- Aprender debe ser divertido para fomentar la creatividad y la innovación. Involucrar a los niños en actividades divertidas y autodirigidos les permite explorar, tomar riesgos, desarrollar confianza y aprender nuevas habilidades fomentando en última instancia su creatividad e innovación.
- Es inequitativo hacer suposiciones sobre el acceso de los alumnos a los recursos en casa. No podemos suponer que los niños tengan el mismo acceso a los recursos para participar en el aprendizaje en casa. Esto incluye equipos (como impresoras, computadoras portátiles), lugar (una mesa para trabajar) y tiempo para aprender (especialmente si tienen responsabilidades adicionales de cuidado/trabajo).
- La tecnología habilita y excluye a los alumnos. La tecnología ha surgido como un salvavidas muy importante para todos nosotros durante la pandemia. Ha permitido a las escuelas contactar e interactuar con los alumnos de innumerables maneras y en una variedad de plataformas. Sin embargo, también ha servido para excluir, particularmente aquellos que no tienen los recursos (dispositivos, wifi, software) o alfabetización digital que necesitan para participar significativamente. Tal paradoja es inequitativa y requiere atención urgente.
- Una relación positiva y abierta entre el hogar y la escuela es imprescindible. La pandemia ha expuesto verdaderamente la importancia absoluta de una relación positiva y abierta entre el hogar y la escuela. Nuevas formas de comunicación durante el cierre de escuelas han establecido/fortalecido los cimientos sobre los cuales estas relaciones pueden ser alimentadas en el futuro.
Esta lista no es en absoluto exhaustiva, pero busca abrir la conversación no sólo sobre el propósito de la educación, sino sobre su valor e importancia dentro de la sociedad mexicana. En lugar de buscar la respuesta a las escuelas y líderes escolares, tal vez sea hora de que nos acerquemos a la comunidad, y preguntemos qué podemos hacer para ayudar a las escuelas y docentes, ya que ahora se enfrentan a la difícil y desafiante tarea de planear la reapertura física de sus puertas.
(Foto: Aranxa Solleiro / Web)
