“Madero ha soltado un tigre; veamos si lo puede controlar”. Porfirio Díaz.
Jugar con dos barajas: Desde hace un cuarto de siglo, no pocos ilusos esperaban que su mesías fuera El Cisne Negro (Nassim Nicholas Taleb) que les cambiaría la vida ayudándoles a superar sus debilidades acumuladas, en una barcaza a la deriva y naufragando con su impronta de complejos que nublan la mente y el buen juicio, precisamente en las aguas retratadas por el filósofo Samuel Ramos hace casi un siglo.
Con un paso oscilante propio de los palmípedos, transita en una economía ranchera que lo fue transformando en ganso, a la vez que los ilusos se multiplicaban exponencialmente; fue “inflándose ” y cambiando su plumaje blanco y natural de los de su especie, por un plumaje de pavo real (de pronto el Jetta austero se transformó en Suburban); como era de esperarse, su nueva vestimenta le quedó grande y perdió el sentido común, reflejos y sencillez… se le salió de control su ego, lo que los griegos le llamaban Hybris. Pudo más el rencor que la sensatez. Si prestas oídos a mentes perversas con propósitos aviesos, acabas por confundirte y desdibujarte.
En caída libre, presa de los estragos del poder, sigue manteniendo su metamorfosis: de Cisne Negro pasó a ganso, de ganso a pavo real y de pavo real a pato… pero no sólo haciéndose pato, sino como Pato Cojo.
Pato Cojo, es un término usado en la política norteamericana; aquí les comparto lo que escribió Nacho Torreblanca, Columnista de @elmundoes, en su blog #CafeSteiner : “El primer uso atribuido es en la Bolsa de Londres en 1761 para describir a “un especulador que ha adquirido unas opciones de compra a las cuales no puede hacer frente” (Carta de Horace Walpole a Sir Horace Mann). En un mercado donde hay “Bulls” (toros, que apuestan al alza) y “Bears” (osos, que apuestan a la baja), un pato cojo aparece como alguien que no puede seguir al grupo y que, por tanto cae víctima de los depredadores. “Pato cojo” es pues la expresión coloquial (slang) de alguien que no paga sus deudas (un “defaulter”)…”
La fantochada no deja nada bueno, sobre todo cuando un Mariscal de campo de un ejército de traumas en movimiento es capaz de producir tantos adeudos morales y compromisos incumplidos por su proceder que en lenguaje de póquer se conoce como Blofeador. Ya sus seguidores, empezando por los intelectuales que creyeron en él, están cayendo como patitos en juego de tiro al blanco en feria de pueblo. Un Pato Cojo, megalómano y firme en su propósito de diseñar un “hombre nuevo” como lo dictaba ‘el che”, su prócer.
Transitamos inmersos en un aroma con “tufos dictatoriales” producto de las necesidades psicológicas del primer círculo de mando de la 4T. Es angustiante que te atrapen los pensamientos de que alguien “plantado en sus trece”, está tomando decisiones sobre tu país y por consiguiente sobre tu futuro y que esas decisiones no son producto del discernimiento sino del envenenamiento. ¿Cuánto tiempo pasará antes de que el odio se adueñe de los mexicanos?. ¿Por qué tendríamos que resignarnos a perder el futuro?
Tomando cartas en el asunto: En nuestra pasada entrega, citamos a personajes que envueltos en su capa de héroes, alimentan su caudillaje, ni más ni menos, que la némesis de los políticos latinoamericanos que, bajo la bandera de “primero los pobres”, su ADN tarde que temprano les recuerda sus verdaderas intenciones: “Al diablo con las instituciones”.
Al igual que Francisco Madero, Simón Bolivar fue acunado en “pañales de seda” en ambiente cálido y seguro como el de las grandes haciendas de los terratenientes de hace dos siglos. El primero, eje de la imagen de la 4T, y el segundo, soñó con una Sudamérica “Bolivariana”, convirtiéndose así, en un icono de la izquierda marxista latinoamericana, en especial del “chavismo”.
Marx llegó a escribir: “ Lo que Bolívar realmente aspiraba era dirigir toda América del Sur como una república federativa, teniendo en él mismo su propio dictador”.
Madero por su parte, ayudó a financiar en sus inicios el movimiento de Ricardo Flores Magón, al percatarse de su radicalismo, suspendió su apoyo. Como Presidente le dio la espalda al pueblo, pintando su raya con Emiliano Zapata y su movimiento campesino.
¿Y a qué viene todo esto? Pues a que en la brújula de la 4T, hay varios nortes: La izquierda, el Marxismo, el Bolivarianismo, el movimiento de regeneración que diseñó Flores Magón, el caudillismo al estilo Che Guevara y la figura de Madero como emblema de la democracia y a todo eso, sumemos las ocurrencias de cada día. ¿Qué se nos vendrá después del COVID-19?
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Foto: Esteban Lopez en Unsplash
