Con la intención de aterrizar la noción de esta dualidad intrínseca al ser humano, el escritor mexiquense Heber Quijano presentó un recital de poesía en dos secciones; la primera destinada a las sombras (la enfermedad, la ansiedad, el dolor) y la segunda a los destellos (el amor y el erotismo); experiencias contradictorias pero igualmente comunes entre los seres humanos.
Ximena Barragán
“Si bien todos (vivimos de ) somos nuestras sombras, también somos los destellos que expandimos cuando brillamos”
Durante poco más de una hora, Quijano intercaló lecturas de piezas propias con las de otros autores de poesía y composiciones líricas musicales, pues, de acuerdo con el poeta y ensayista, en la música encontramos no solo el origen mismo de la poesía, sino el primer acercamiento de muchas personas al género literario.
Así, aludió, por ejemplo a los retratos de la cotidianidad citadina de Rockdrigo González, como un ejemplo de la terrenalidad de las emociones poéticas “existen lagunas tendencias que sirven para las expresiones literarias y poéticas, que podrían parecer muy sofisticadas en cuanto al lenguaje y concepciones pero en realidad son mucho más simples de lo que parecen”.
Con la anterior , y otras referencias, un siempre cercano Heber, transmitió precisamente la idea de la terrenalidad de la poesía y la mortalidad de los poetas, como individuos que simplemente buscan una expresión que “quede más allá del momento”, pero partiendo de emociones comunes.
“Nos emociona lo que emociona a toda la gente, nos gusta el fútbol, los poetas también comemos tacos en la calle”.
Si también comen tacos en la calle, seguramente también los extraña y esa nostalgia es otra de las emociones que comparten con nosotros en estos momentos de confinamiento, junto con la ansiedad e incertidumbre, mismas que pueden hacerse más llevaderas con iniciativas como #CulturaEnUnCLick de la Secretaría de Cultura y Deporte del Estado de México, programa en el que fue presentado el referido recital.
(Foto: Redes)
