La paciencia…… en la contingencia!!!
Muy buen día, querido(a) lector(a)!!!…..Le saludo con el gusto de encontrarnos a través de la presente columna. Deseo que usted y su apreciable familia se encuentren bien. Asumo que están ustedes cumpliendo con el “QUÉDATE EN CASA”, en un acto de conciencia y solidaridad para cuidarnos a nosotros mismos y, al mismo tiempo, cuidar de los demás, a fin de coadyuvar a mitigar los efectos de la pandemia que azota a nuestro país y al mundo entero.
Me voy a permitir retomar el tema de la virtud de la paciencia, que ya hemos tocado con anterioridad pero que considero pertinente de acuerdo a la circunstancia que nos toca vivir para enfrentar con “paciencia” y otras virtudes la contingencia sanitaria.
Ya nos hemos referido a la paciencia como virtud humana, la cual dejará como fruto paz en nuestro corazón y también hacia los demás, ya que facilita la relación con nosotros mismos y desde luego, nuestras relaciones interpersonales. De tal modo que nos permite desarrollar la capacidad de hacer más constructivos los tiempos de espera, así como las dificultades que en el camino vayamos encontrando, desplegando así el talento de vivir dichos momentos como oportunidad de desarrollo y crecimiento personal, que contribuye para obtener el autodominio y el señorío sobre sí mismo.
La paciencia, virtud que se encuentra un tanto olvidada en el actual contexto de vida, sobre la cual se ha escrito por ejemplo que la paciencia proviene de las palabras paz y ciencia, por tanto se ha precisado en términos sencillos como…..La capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse.
Es claro que la vida del siglo XXI, con los avances tecnológicos, la facilidad en las comunicaciones, la conectividad permanente , la necesidad de recibir respuestas casi inmediatas a nuestras inquietudes y otros factores, nos invitan a un ritmo de vida vertiginoso en el cual la prisa y lo urgente es lo que predomina y hemos dejado de lado el cultivo de virtudes humanas como la paciencia, y en contraposición ha surgido la impaciencia por obtener todo aquello que requerimos, sin tener que esperar. Pues, no hay tiempo para la espera….. La inmediatez es lo que hoy priva en el mundo.
En éste entorno, nos sorprende la llegada de un microorganismo que genera una crisis a nivel mundial, que ha venido a detener el ritmo de nuestra vida, acelerado, rápido….. pues de repente, ese minúsculo virus interrumpe nuestras agendas, detiene nuestro ritmo…… IRRUMPIENDO EN NUESTRA VIDA, para suspender actividades, alterando planes y proyectos que teníamos a corto y mediano plazo, frente a la amenaza que el COVID19 representa y que pone en riesgo la vida misma…, la nuestra y la de los demás. Nos percatamos de pronto de nuestra fragilidad y vulnerabilidad, sin importar la condición personal o la clase social a la que pertenezcamos pues el coronavirus no discrimina…… Absolutamente todos nos encontramos indefensos ante su presencia en el mundo.
El amago del coronavirus nos ha llevado de “regreso a casa”……, a “Quedarnos en casa”, como medida oficial de mitigación de los efectos de la pandemia. Es aquí, donde La paciencia, como hábito operativo bueno nos permite, entre otras cosas, hacer más productivos los tiempos de espera. Sería una pena que, una vez pasada la pandemia y la contingencia sanitaria regresáramos a ser los mismos de antes. Hoy, estamos frente a una valiosa coyuntura para que, si así lo elegimos, hagamos de éste un tiempo de discernimiento para humanizarnos y, entre otras cosas, aprender a entender y compartir el dolor de los que sufren; retomar valores como el respeto a la dignidad de la persona, la fraternidad, la solidaridad, la búsqueda del bien común, a partir de decidir hacer renuncias personales en favor del bien de la comunidad, que nos ayuden a salir del individualismo, del materialismo, del egoísmo y de otras ideologías que, con verdades a medias, han representado fugas de la realidad y que han mermado nuestra capacidad humana de valorar el don de la vida y de interesarnos por los demás, entre otras cosas……
Puede ser éste un tiempo para abrir el corazón y encontrar el sentido profundo de lo que está sucediendo para ser más compasivos, para ser mejores personas…… De tal modo, que la actual pandemia llegue ser un verdadero punto de inflexión en la historia del mundo para que como personas, como familias, como humanidad alcancemos un verdadero estado de conciencia y replantearnos una distinta forma de vida, para redescubrir el verdadero sentido de nuestra existencia para entonces regresar al amor y al servicio como hilos conductores de nuestro ser para dejar de conformarnos con bienes aparentes y efímeros tomando entonces la decisión de aspirar a la verdadera riqueza que se encuentra en nuestro interior, atender nuestra vida espiritual y atrevernos a optar por bienes perdurables, trascendentes como lo es el amor, el interés por el otro.
Estimado(a) lector(a)!!! Aprovechar la presente coyuntura para retomar o educar en nuestra propia vida la virtud de la paciencia, junto con otras más, seguramente hará de éste, un tiempo bien invertido que nos permitirá hacer más productivos los tiempos de espera, que por cierto, sí se nos presentan y vivirlos como verdaderas oportunidades de crecimiento y descubrimiento personal a fin de encontrar un propósito trascendente que le dé un legítimo y perdurable sentido a nuestra vida.
Y……Hasta la próxima, querido(a) lector(a)
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Laura Barreal Danel…….
Foto: Deniz Altindas en Unsplash
