¿Qué Hacer Ante la Óptica Radical de Todo Bien o Todo Mal en México?
México ha llegado a un punto tan absurdo como la radicalización de la óptica donde la mitad de la población le ve todo muy bien, y la otra mitad lo ve todo muy mal, en tiempos donde las emergencias sanitaria, económica, financiera y del desarrollo social deberían imponer reflexiones inteligentes para concentrar la energía nacional en la superación de la crisis.
Como si se tratara de seguir puntualmente un guión cinematográfico de película de terror, los protagonistas que ostentan poder político y económico en México, elevan el tono acusatorio para señalarse mutuamente como malos, perversos, traidores, corruptos, vendepatrias, conservadores, ineptos, vividores, etcétera.
Ni siquiera la gravedad de las amenazas externas para el país, como la pandemia del coronavirus, la brusca caída de los precios internacionales del petróleo o el alza desmedida del dólar ante nuestra moneda, que hunden cada día nuestra economía, han logrado aminorar el encono al interior de la nación mexicana.
No se trata de un conflicto abierto y directo, sino simulado, mediático, manipulador, con manifestaciones hipócritas de lenguaje corporal y comunicación política, con un altísimo costo económico y de desgaste social y político.
Ninguno de los bandos opositores y en conflicto está dispuesto a ceder en lo más mínimo de su particular óptica de lo que debe ser la conducción del país en los tiempos de la Cuarta Transformación.
Un bando tiene en sus manos el cuantioso presupuesto público, el poder político y todos los recursos materiales y humanos de la estructura federal; el otro, la riqueza que le genera el esfuerzo y el trabajo de los mexicanos en la industria, el comercio, el agro y toda actividad productiva.
En medio del conflicto polarizado se encuentra la sociedad que pierde cada día, empleo, calidad de vida, bienestar, ingreso económico, bienes y servicios, poder adquisitivo, aparentemente impotente para ser factor de solución ante el conflicto.
No es así, la sociedad tiene la última palabra y se llama Democracia, la cual debe ejercer inteligentemente antes de que uno u otro bando también se la arrebaten.
*Licenciado y Maestro en Periodismo
