18/Apr/2024
Portal, Diario del Estado de México

Fotogalería: Una jornada en Palmillas, la tierra de nadie entre Atlacomulco y Toluca

Fecha de publicación:

La carretera hacia el Mercado Palmillas se deja ver serena hasta cierto punto, el tránsito aumenta y el camino se vuelve lento. Desde la reubicación del gran tianguis de la ciudad, hace ya más de diez años, cada viernes los marchantes originarios de Toluca deben dedicar casi treinta minutos a su traslado. 

Lilián Arzate 

A partir de las cinco de la mañana se pueden ver a cientos de personas a las orillas del mercado. Algunas, se aproximan a las entradas para comenzar a establecer sus locales, otras llegan temprano para surtir los negocios que tienen en otras partes del Valle de Toluca e incluso más allá de este. Junto a la gran cantidad de comerciantes, la seguridad policiaca, inicia también su jornada laboral. Entre los uniformados y los comerciantes, los locales comienzan a abrir.

Del mismo modo, un centenar de ambulantes se establecen a las orillas del puente peatonal. Ya desde allí, las ventas comienzan. Durante esta década, el tianguis ha tenido distintos problemas de inseguridad, de grupos que controlan los espacios, caos vial, saturación irregular de negocios, etc. Pese a lo anterior y a todas las precauciones que se recomiendan tener si se visitará el tianguis, una vez que se entra, se comprende lo que alguna vez un arquitecto apuntó respecto al lugar: “El Mercado Palmillas es tierra de nadie”.

Fotogalería: Una jornada en Palmillas, la tierra de nadie entre Atlacomulco y Toluca
Fotogalería: Una jornada en Palmillas, la tierra de nadie entre Atlacomulco y Toluca

Aunque hacía referencia a algunos de los tantos conflictos sociales del mercado, aquella frase puede comprenderse de otra forma. Al adentrarse a los pasillos del tianguis, se está entrando a una pequeña ciudad, con su propia ley, con su propio orden. Un laberinto seccionado en ropa, zapatos, bolsas, cobijas, comida, etc., pero eso se va descubriendo en el camino. Estas secciones, se reparten a lo largo de cientos de locales, entonces la jornada comienza. 

 Al avanzar la mañana, los pequeños comerciantes también empiezan a recorrer los pasillos en sus carritos de supermercado, hay de todo: tamales, atole, elotes, tacos, postres, fruta, verdura. Lo que se ofrezca para saciar el hambre matinal durante las compras. Entre los pasillos se escucha un vocerío constante, variable y fundiéndose en un mismo rumor. Así, el ambiente se tiñe de las voces que salen de bocinas a todo volumen, hasta las que circulan por todos los pasillos: 

  • …fue en un café donde yo la dejé / fue en un café donde la abandoné / fue en un café donde la vi llorar / fue en un café…     
  • ¡Chéquele, chéquele! ¡Bara, bara, barato!  
  • ¿A cuánto tienes este?  
  • Ahí dice, jefa. 
  • ¿Y si me llevo diez? 
  • … ¡México, México! / Verde, blanco y rojo pintan mi corazón / ¡México, México! / Corro por tus playas y me besa tu sol / ¡México, México! /Ser tu ciudadano es privilegio y honor… 
Fotogalería: Una jornada en Palmillas, la tierra de nadie entre Atlacomulco y Toluca
Fotogalería: Una jornada en Palmillas, la tierra de nadie entre Atlacomulco y Toluca

A mediodía, ya se han realizado muchas ventas a pesar de que en muchos locales se pregunta más de lo que se compra. También, es posible ver a niños corriendo por los pasillos, muchos de ellos, hijos de los propios locatarios. Otros, acompañan a sus padres en las compras. En un solo pasillo, tres o cuatros carritos de supermercado pueden pasar a la vez llenos ya de los artículos comprados. El primero: artículos de limpieza; el segundo: papel de baño y servilletas; el tercero: paquetes de ropa; el cuarto: apenas viene, pero se asoman algunas cajas, al igual que una pequeña niña que reposa en el asiento para niños mientras sus padres empujan el carrito a lo largo de los pasillos. 

El laberinto de Palmillas continúa desplegándose a la vista, los comercios parecen no acabar y la hora de la comida se aproxima. De pronto, un olor a carnitas quita protagonismo al del carrito de fragancias europeas que recién pasa. Dos perros también perciben el aroma y buscan quién les consienta el estómago.  Nuevamente, el rumor de voces se hace presente: 

  • …el Hospital Guadalajara realiza revisión de posibles casos de Coronavirus… 
  • 6 pares por 15 pesos, señorita, mírele. 
  • Un taquito, ¡ándele!, este no engorda. 
  • ¡Ahorita vas a ver con tu papá! 
Fotogalería: Una jornada en Palmillas, la tierra de nadie entre Atlacomulco y Toluca
Fotogalería: Una jornada en Palmillas, la tierra de nadie entre Atlacomulco y Toluca

Siguiendo adelante, la sección de zapatos se alcanza a ver, pero para llegar a ella hay que cruzar los montones de ropa que están dispuestos sobre tarimas y donde la gente tiene que escarbar hasta hallar lo que desea. La sección de comida es también vecina de la de calzado. Entonces, un fuerte aroma a garnachas inunda el ambiente, la hora de la comida es adornada con la voz de un hombre mayor que recorre las mesas cargando una bocina en el hombro y un micrófono en mano. Inmediatamente después, se llega a la zona de calzado, tan grande como la de ropa. Desde sneakers de moda hasta botas vaqueras se pueden encontrar ahí. A lo lejos, una voz similar a la que llevó al éxito a Pedrito Fernández, asombra a los compradores de zapatos. Albertito Terán de nueve años, acompañado de su padre y su madre, luce unas botas, un sombrero y un cinturón ranchero, mientras impresiona con su voz al público que ya lo ha rodeado. Cuando se le pregunta desde cuándo canta, inocentemente responde:  

  • Desde el 15 de septiembre.  

A la vez, ofrece tarjetas de presentación, por si alguien del público alguna vez desea volver a escucharlo.  

Al salir del laberinto, el paisaje mexiquense vuelve a la vida y el mundo del Mercado Palmillas se queda contenido en su estructura que cada viernes reinicia el laberinto. A las afueras, los mismos uniformados continúan en sus puestos, nuevos compradores se adentran al tianguis.

Quienes ya han terminado sus compras, se dirigen al puente peatonal, cargados de artículos; algunos lo cruzan y otros más esperan su transporte debajo de este, a la orilla de la carretera. Nuevamente, el camino por el que se llegó se despliega a la vista, Toluca o Atlacomulco, ambas direcciones devuelven al mundo cotidiano.   

Fotogalería: Una jornada en Palmillas, la tierra de nadie entre Atlacomulco y Toluca
Fotogalería: Una jornada en Palmillas, la tierra de nadie entre Atlacomulco y Toluca
Fotogalería: Una jornada en Palmillas, la tierra de nadie entre Atlacomulco y Toluca
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(Foto: Lilian Arzate)  

Tags: en Sociedad
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